miércoles, 11 de diciembre de 2013

Posteo final 2013

LUGAR









El otro. Sofía





La cosa. La reunión


TP 3 "La cosa" - "La reunión" from SAG on Vimeo.

Receso.


















EME. Ink





Transposición. Pleamar





Viaje. Speciei


SPECIEI from Cecilia Sandoval on Vimeo.

Fue un año muy revoltoso, perturbador, exigente, transformador. Siento que he crecido mucho a través de cada trabajo realizado, aprendiendo tanto de los profesores como de mis compañeros, ya que cambié de grupo para todos los trabajos y eso me permitió conocer a muchas personas laburando y es ahí, en el hacer, cuando se revelan las increíbles facetas creativas de cada persona. Al cambiar de comisión en los últimos trabajos, también me di el gusto de aprender de Juane y de Gabriel, les estoy muy agradecido por sus devoluciones, por su compromiso con nuestras ideas y nuestros proyectos. También tengo que agradecerle a Fernanda, que siempre me apoyo y supo guiarme de la mejor manera: haciéndome laburar a pleno, enseñándome a comprometerme y a querer esta carrera y esta nueva forma de vida. 


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martes, 12 de noviembre de 2013

Bitácora

   Cerca de las 4 de la tarde me subo al tren con destino a Tigre. Mau nos espera en la estación. Las chicas van en otro vagón, en el mismo tren. Hablamos por teléfono y veo que están en el otro vagón. Nos encontramos. Todos estamos re cargados. Bolsas de dormir, carpa, conservadora, objetos.
   Sacamos el pasaje justo, la última lancha colectivera del día sale en 5 minutos. Mau quiere comprar hielo. Lo necesitamos. “Tenes dos minutos para ir y volver. Corré.” Sale corriendo hacia no se sabe donde, ya que nadie sabe donde comprar hielo. Esperamos cerca, la gente comienza a subir a las lanchas (tipo catamarán), no sabemos bien cual es la nuestra, nos vamos acercando, las lanchas se llenan, dos minutos, Mau no vuelve. No contesta el celular. Todo el mundo arriba, solo nosotros esperando con muchos bolsos y objetos. Pili pregunta si esa era la lancha que debíamos tomar para llegar al camping. “No, es esa que se va allá.” Vemos una lancha acelerar sobre el río. Momento de confusión. “Jefe, shiiuuuutttt (chiflido) eh! acá, nosotros! Ey!!” Nada. Los colectiveros de río son iguales a los colectiveros de asfalto. Sino estas en la parada, no paran. El tipo ni nos miraba y yo ya me empezaba a sacar, lo iba a mandar a la mierda cuando escucho una voz desde esa lancha “¿adónde van?” Al camping Qué nene. “Vamos chicos, esperamos todos juntos, no se puede así”. La lancha empieza a hacer maniobras para regresar al muelle. Mau no aparece.
   Pilar – No nos podemos ir sin Mau. La miro con angustia y rezo para que aparezca. La lancha ya estacionó. “Arriba muchachos”. Ceci – Ahí está. Llega Mau con una bolsa de hielo en los brazos y cara de asustado. Subimos como podemos a la lancha (hay cerca de 100 personas adentro de ese objeto, imposible moverse) mientras el tipo nos reta y nosotros gracias por volver, gracias por volver. Los chicos consiguen lugar mientras ayudo al tipo a subir las mochilas y bolsos al techo con el resto del equipaje, ahí veo dos perros atados a un caño en el techo, durmiendo. Viajaran unas dos horas y media en el techo, bajo la lluvia.


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   El viaje duró mucho más de lo que decían. Supuestamente desde la fluvial hasta el camping tardas una hora y media, tardamos tres horas. El viaje es increíble, atardece, son las 7 de la tarde, comienza a llover. Muchos ya bajaron con muchos bolsos, muchos chicos y muchos perros en muelles desconocidos y frágilmente iluminados donde otros chicos y otros perros van a recibirlos. En el interior de la lancha Ceci se mueve como si fuese el living de su casa, va y viene, desaparece, vuelve y nos muestra algún plano hermoso. Pili se une al trabajo, Mau y yo charlamos al fondo de la lancha. Llueve, es de noche, cruzamos un río muy ancho. Paraná de las palmas. Por un segundo se abre el cielo y las estrellas aparecen, enseguida se cierra, sigue lloviendo. Entramos en un espacio nuevo, un brazo del río nos lleva hacia la completa oscuridad, sólo se puede ver 20 metros hacia delante gracias a las luces de la lancha. Los muelles aparecen y desaparecen tragados por la noche y el silencio. El cielo de nubes bajas y violetas sigue con intensiones de abrirse. Finalmente cerca de las 9 de la noche, nos bajamos, tierra otra vez. Caminamos unos 100 metros por un camino, y aparece Gabriel, el dueño del camping. Decidimos dormir en una cabaña. Nos instalamos, me quedo charlando con Gabriel, es ex sonidista. Se saturó de su trabajo, colapsó, infarto de por medio, vendió dos “parlantes” para estadio y se compró hace dos años este mágico espacio que pronto descubriremos. Quiero vivir tranquilo, repite. Hay sólo una pareja acampando, lo llaman a Gabriel y nos acercamos, nos ofrecen probar un bicho inmenso que sacaron del río.


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   Comemos y empezamos a planear qué hacer esa noche. Ceci trajo un steady casero, le incorporamos dos linternas de led. A la vuelta de la cabaña comienza el camino hacia el cañaveral. Salimos a filmar. La imagen que se materializa en la pantalla de la 60D nos emociona. El lente 1.4 de 50mm, ayudado por las linternas, ambienta el cañaveral para mandarse una de terror. Mau se saca la remera y comienza a caminar por el cañaveral. Ceci lo sigue con la 60D montada en el steady, Pili hace lo mismo con la T2I con un lente de 24mm 2.8, yo protejo los equipos y a las chicas con una bolsa grande sobre sus cabezas ya que sigue lloviendo, poco pero hincha las pelotas. Hacemos varias tomas, en una Mau se enreda los pies con unas cañas y decido rodear a las chicas para liberarle el camino, es entonces que al apoyar el pie izquierdo siento que el suelo de desvanece. Mi pierna izquierda penetra en una oscuridad líquida. Pierdo el equilibrio y caigo de espalda. Siento que estoy en arenas movedizas o algo así, unas cañas contra mi espalda sostienen mi cuerpo. “Chicas me caí al agua.” Me sacan del pozo embarrado y mojado. No puedo creer que me caí a una acequia (canal de agua de unos 50 centímetros de profundidad por 20 de ancho). Sentí que había caído en un río profundo y correntoso, que me iba a hundir, a desaparecer en la oscuridad, pero no. Era una acequia.


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La mochila, su peso, el tren, la distancia,
la espera, el encuentro, la duda, los nervios,
la ausencia, el reclamo, acomodarse y viajar.
el río, el barco, su gente, el color, la lluvia,
la transformación, la oscuridad, los muelles,
el motor, su ruido, las olas, llegar.
Gabriel, el verde oscuro, el amarillo,
la cabaña, Cecilia, Pilar y Mauricio en ella.
comer, la garrafa, la explosión al prenderla,
las cámaras, las ansias, los muerciélagos,
la belleza ante total posibilidad,
filmar, caerme a la acequia, el barro,
el secador de pelo secando un borcego.
los tés de naranja y durazno, el off.
la muerte irreparable de algunos mosquitos.
la charla en la entrada de la cabaña, la altura,
el temblor de toda la cabaña al movernos,
la fantasía, meternos en el cañaveral, llueve,
es de noche, despertar algunos pájaros.
el miedo, las voces.
El silencio, las ventanas y escalones,
dormir, desayunar, dulce de mamón,
los botes, Mau y Pili en uno, Ceci y yo en otro,
reírnos, fumar, remar, los perros nadando.
el pájaro carpintero, el cañaveral, las abejas,
Tarkovsky.


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Son las 6 de la tarde. Mau ya está en el micro. Cruzero del norte. Nos vamos a encontrar en Retiro para viajar a Misiones. La mochila está hecha y espera en un rincón de mi cuarto. Suena el celular, es un mensaje de Dani, un amigo de la secundaria. “Llamame cuando puedas, le pasó algo al Colo” Lo llamo y me entero que mi mejor amigo se quitó la vida. Decidió entrar al vacío luego de mucho tiempo de inestabilidad mental. La noticia me destruye. Decido no viajar a Misiones. Confío en mi equipo, sé que lo van a resolver de la mejor manera. Una vez que están todos en sus respectivos micros y en viaje, llamo para avisarles. Sus palabras me llenan de emoción. Vivo el viaje a través de ellos. Nos llamamos, nos escribimos, me envían fotos. Me sorprenden.